NUESTRA HISTORIA

WITNESS ha trabajado en el cruce de videos y defensoria de derechos humanos durante más de 20 años. En 1988, el músico y activista Peter Gabriel viajó con el tour Human Rights Now de Amnistía Internacional. Peter llevó una cámara Sony Handycam, una de las primeras cámaras pequeñas que estuvo a la venta al público, para grabar las historias que escuchaba. En sus encuentros con víctimas y testigos de violaciones de derechos humanos, se sintió impactado de que esas historias se perdieran, quedaran enterradas o ignoradas, y de cómo las cámaras podían servir como herramienta esencial para captar la verdad.

En 1991, un transeúnte utilizó una Handycam para captar en video la brutal golpiza a Rodney King, Jr por parte de la policía de Los Ángeles. El material, que se transmitió por las pantallas de todo el mundo, dio inicio a un debate internacional sobre la brutalidad policial y la discriminación racial. Este clamor del público demostró el poder del video para documentar incidentes de abuso y también para captar la atención del mundo.

Con el impulso generado por las reacciones al video de King, Peter pudo llevar a cabo su idea visionaria de poner el video a la vanguardia en las campañas de derechos humanos. Con una donación inicial de un millón de dólares de la Fundación de Derechos Humanos de Reebok y una alianza con el Comité de Abogados para los Derechos Humanos (hoy Human Rights First), se fundó WITNESS en 1992. Nos convertimos en organización independiente sin fines de lucro en 2001.

Desde nuestra fundación, WITNESS ha empleado el poder del video para ayudar a activistas desde Birmania hasta Brasil. Tenemos gente capacitada y equipada para usar video en la lucha por sus derechos a la vivienda, seguridad e igualdad de oportunidades. Los videos de WITNESS han ayudado a poner a un criminal de guerra tras las rejas, aprobar proyectos para proteger a adultos mayores víctimas de abuso en Estados Unidos y convertir a ciudadanos en periodistas expertos cuyo material se muestra en medios de comunicación internacionales.

Hoy en día, casi hay más teléfonos móviles que personas en el mundo. Todos los días, miles de personas y activistas arriesgan la vida para captar incidentes de protesta, brutalidad e injusticia. Nuestro desafío ahora es asegurar que las personas estén filmando de manera segura y efectiva, y que sus videos hagan la diferencia.

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