Imágenes de horror: ¿cuáles son los roles y las responsabilidades?

En los días pasados, la imagen de Marcos Miguel, el niño oaxaqueño de 7 meses que fue asesinado junto a sus padres, inundó las redes sociales en México causando indignación entre los usuarios. Los mensajes que se han compartido comparan la reacción ante este hecho con la reacción que se generó tras la imagen de Aylan Kurdi, el niño sirio en las playas de Turquía, cuestionando la falta de empatía de la población mexicana hacia los hechos que acontecen en su propio país.

Ante la violencia presentada en las imágenes que se han compartido en redes sociales, se ponen nuevamente de relieve las reflexiones realizadas anteriormente por Sam Gregory, Director de Programas en WITNESS, a raíz de la imagen de Aylan Kurdi y los videos difundidos a nivel mundial que mostraban el asesinato a manos de ISIS de los periodistas James Foley y Steven Sotloff, y David Haines miembro de una organización humanitaria.

Aunque por desgracia, este tipo de imágenes con contenido explícito no son ajenas para quienes siguen las publicaciones de videos en Twitter sobre derechos humanos, estas imágenes fueron cubiertas ampliamente por los principales medios de comunicación y detonaron una importante conversación sobre los roles y la responsabilidad en relación al contenido explícito en las violaciones de los derechos humanos.

En respuesta a la circulación de los videos creados por ISIS, las plataformas de medios sociales respondieron quitando los videos y las personas afectadas, incluyendo los miembros de las familias de quienes fueron asesinados, impulsaron hashtags y llamados personales en torno a su decisión de no ver los videos y pidiendo a las demás personas que no los vieran tampoco. 

En Twitter, Sajad Riyad fue parte del esfuerzo por circular imágenes de Haines “como él hubiera querido ser recordado” en vez de los videos de ISIS que se volvieron noticia internacional en Septiembre de 2014.

mexico_oaxacaTrayendo la dignidad y el respeto en la conversación

Una cuestión más amplia de dignidad y respeto hacia las demás personas implica el preguntarnos si compartir y cómo y cuándo hacerlo. Existen formas de compartir estas imágenes que permiten continuar amplificando el alcance, una de las más poderosas que encontré en el caso de Aylan Kurdi fue en el perfil de VJ Um Amel quien compartió su propia imagen utilizando ropa parecida a la de Aylan en la arena.

Otras publicaciones incluían fotografías de la familia de Aylan y su hermano mayor (quien también había fallecido) en un momento feliz.

En México, se compartieron también versiones de la imagen que hacían referencia a la situación de violencia en está inmerso el país, el monero Rapé creó su versión y también se compartieron algunas con la bandera de México y mensajes de solidaridad.

Más recientemente, se notificó del asesinato de la reportera Anabel Flores. Lo que llevó a usuarios de redes sociales a compartir mensajes de indignación por sumar una muerte más al número de reporteros veracruzanos asesinados en los últimos años. Sin embargo, fueron muchas las publicaciones que mostraban al cuerpo sin vida de Anabel como había sido encontrado en la calle. En los días consecutivos pudimos ver más publicaciones que pedían a las personas dejar de compartir esa imagen y encontramos diferentes fotografías o ilustraciones haciendo alusión a la reportera y a su asesinato. 12654110_10156468437035117_3505234541919998649_n

¿Cuándo compartir las imágenes?

Pero en el caso de Alan Kurdi, muchos de nosotras/os sí compartimos la imagen que lo mostraba en la arena (como también lo hicieron muchos periódicos europeos). Esta decisión se centra en el nivel personal y colectivo para balancear los imperativos de la dignidad individual y la re-victimización con el reconocimiento del poder icónico de la imagen. Esta discusión no es nueva: hemos visto cómo las imágenes icónicas se convierten en un acto individual de degradación o dolor, como el caso de Kim Phuc, joven quemada por napalm en Vietnam en 1972 o Neda Agha-Solta, quien fue asesinada en Irán en 2009, y se convirtió en una representación de un problema sistémico.

Dentro de nuestra comunidad, estas noticias apuntan también a cuestionamientos críticos sobre las plataformas comerciales de redes sociales y sobre cómo debemos de comprometernos como ciudadanía, personas usuarias de medios sociales y consumidores de información y de contenido explícito.

En WITNESS creemos en el derecho a la libre expresión, que se aplica de la misma manera dentro y fuera de Internet. Pero también necesitamos considerar el valor de proteger a las personas que han enfrentado ultrajes y violencia; y la ética de incrementar la visibilidad hacia esas imágenes.

Estos cuestionamientos éticos se pueden resolver a través de un diálogo cultural para establecer un consenso más amplio sobre cuándo es aceptable compartir las imágenes que comprometen altamente la humanidad de otras personas; y cuando reconocemos que los derechos humanos básicos de privacidad, dignidad o consentimiento no están presentes. Y también son parte de la conversación que podemos tener de forma proactiva sobre el contra discurso – cómo usamos nuestra propia capacidad de participar en las conversaciones en línea para desafiar las imágenes y el discurso de odio, degradante y violento, como vimos a muchas personas hacer cuando se empezaron a difundir las imágenes de ISIS.

¿Cuándo necesitamos videos? ¿Cuándo no deben de importar las imágenes?

Necesitamos reconocer la necesidad de un diálogo público sobre qué imágenes y tipos de imágenes llaman a la acción, cuándo “necesitamos” ver imágenes, y qué pasa cuando situaciones terribles no contienen imágenes. A pesar de que WITNESS es una organización enfocada en el uso efectivo de los videos para la defensa de los derechos humanos, ha sido una preocupación constante el desbalance de las imágenes en ciertos contextos en un mundo basado cada vez más en las imágenes visuales.
Hay muy pocas imágenes circulando en Internet sobre la violencia en la República Centroafricana o la zona rural de la República Democrática del Congo ¿debería esto hacer las crisis en estos países menos importantes o accionables que la violencia documentada sin cesar en Siria? O, en las violaciones de derechos humanos que son sistémicas, por ejemplo, la discriminación en términos de acceso a la educación en Roma en Europa, es difícil encontrar un mirada o resumen visual. En una problemática constante como es la violencia doméstica contra las mujeres es difícil tener una imagen clara que cristalice el problema en la consciencia colectiva como sucedió en Estados Unidos, con un video que mostraba a un reconocido jugador de Football golpeando a su prometida en el elevador.

Es así que mientras celebramos las posibilidades de rendición de cuentas en un mundo con “cámaras en todos lados”, debemos también reconocer los peligros de lo que esto nos lleva a ver, compartir, dar prioridad y excluir.

Criterios consistentes sobre los contenidos que permanecen en las plataformas comerciales

Aunque a veces percibimos a YouTube y Facebook como espacios libres y abiertos al público, no lo son. Usando la analogía de Ethan Zuckerman son más parecidos a las plazas comerciales, en gran parte guiados por los intereses comerciales que los sustentan más que por el rol de espacio público. Están gobernados por lineamientos muy amplios en relación al contenido que es aceptable y el que no lo es (esto permite gran discreción a las plataformas), y diferentes percepciones para los espectadores e internamente en cuanto a cuál es su audiencia y su propósito.

Si bien no es ideal que las decisiones sobre libertad de expresión sean hechas por las plataformas comerciales, dado el rol que tienen estas plataformas en la circulación de información crítica, WITNESS trabaja porque el contenido controversial sea compartido y permanezca en las plataformas, y para que se tenga la mayor claridad y consistencia posible en torno al cuándo y por qué el contenido es removido.

YouTube, por ejemplo, generalmente permite el contenido explícito sólo en contextos donde está enmarcado como evidencia de violaciones de derechos humanos, no en caso de utilizarse como un acto de glorificación o validación. Así que en el caso del video de James Foley, YouTube referenció a un reportero de Slate a sus políticas de contenidos en relación a violencia innecesaria, incitación a la violencia y discurso de odio:  

“YouTube tiene políticas claras que prohíben contenidos como violencia innecesaria, discurso de odio e incitación a cometer actos violentos, y quitamos los videos que violan esas políticas cuando son notificados por los usuarios”.

Mantener este tipo de enfoques consistentemente, sin consideraciones en tanto a quién está involucrado en las violaciones, ayudará a establecer un estándar más transparente.

¿Atenerse a la evidencia crítica?

Los videos que muestran violaciones de derechos humanos en muchas ocasiones son explícitos e incómodos, en algunas ocasiones re-victimizan y son frecuentemente sujetos de ser arbitrariamente o correctamente removidos ya sea por el administrador o por actores externos que acuerdan ataques para bajar el contenido (un problema relativamente común en los medios sociales).

Cuando analizamos la lista de reproducción de video ciudadano del Canal de Derechos Humanos (que está alojado en YouTube), encontramos que de los cerca de 6,000 videos que muestran violaciones a derechos, casi el 5% ya no están disponibles. Esto significa que los videos fueron eliminados, removidos o se hicieron privados.

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Una de las ideas que ha circulado es la de un “almacén de pruebas” digital. Éste se asegurará que los medios ciudadanos poderosos pero ofensivos que estén relacionados con derechos humanos sean descargados y guardados. Esto podría lograrse de forma que preserve los metadatos y otra información relevante del video, para ser después utilizada en futuros procesos e investigaciones de ONG y defensores de derechos humanos incluso tras ser rápidamente eliminados de las plataformas sociales.

Circulando y re-circulando video de los perpetradores

Durante los últimos años, grupos de derechos humanos y periodistas han lidiado con un incremento en los videos con contenido explícito, que en algunos casos pueden servir como forma de documentación, pistas dentro de una investigación o contenido potencial de historias-noticias.

El video de perpetradores constituye gran parte de este contenido, pero también forma parte significativa de las campañas de derechos humanos, procesos penales internacionales y nuevas averiguaciones. Los videos de brutalidad policial grabados por los mismos policías han galvanizado campañas públicas en múltiples países y el tipo de videos grabados por grupos como ISIS podrán ser utilizados algún día como evidencia en juicios criminales internacionales. 

Históricamente, en los juicios internacionales se ha dado el caso en donde las declaraciones más incriminatorias son hechas por los mismos perpetradores. Aún así, al circular estás imágenes podemos caer en las necesidades de propaganda de los violadores de derechos humanos, podemos justificar lo que ha emergido en algunos casos como un mercado comercial para terribles imágenes de violaciones a derechos, y podemos revictimizar y violar por tercera ocasión la dignidad de las personas que ya se han enfrentado al abuso directo, y la humillación de tener esos momentos capturados por una cámara.

Existe un rol que las plataformas, agencias de noticias y ciudadanos conscientes pueden jugar. Hemos trabajado para que más medios sociales y plataformas para compartir video incorporen herramientas de anonimato visual, como la función de difuminar en YouTube. Esto permite a las personas compartir documentación de primera mano sobre violaciones de derechos humanos y proteger hasta cierto punto la identidad de las víctimas y sobrevivientes. 

Una herramienta como la función de difuminar rostros o como nuestra aplicación ObscuraCam puede también permitir a los activistas volver a compartir una copia del video grabado por los perpetradores y minimizar la re-victimización. 

Los lineamientos de ética: Usando video ciudadano en el reporte y la defensa de los derechos humanos ahondan más en estas reflexiones. Está disponible aquí en español y también una miniguía aquí

Este post es una adaptación al español basada en los post originales de Sam Gregory.



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