Videoactivismo para monitorear los derechos humanos en Sahara Occidental
por Madeleine Bair
Cuando el Secretario General de la ONU Ban Ki-moon visitó los campamentos de población refugiada saharaui en Tinduf a principios de marzo, le dijo al pueblo saharaui que no ahorraría “esfuerzos para ayudar a progresar hacia una solución justa, duradera y mutuamente aceptable para el Sahara Occidental. ” El llamado de Ban Ki-moon a reanudar las negociaciones fue bienvenido por el pueblo saharaui, que durante los últimos 40 años ha luchado por independizarse de Marruecos y a favor de su derecho a la autodeterminación.
El conflicto sobre la soberanía del Sahara Occidental, un territorio costero rico en recursos naturales, ha permanecido sin solución diplomática y alejado de la atención mediática internacional durante cuatro décadas. Cuando España se retiró de su antigua colonia en 1975, Marruecos embarcó en una larga guerra contra el ejército saharaui del Frente Polisario. Cuando la ONU medió un alto el fuego en 1991, decenas de miles de saharauis ya habían sido desplazados a los campamentos en Tinduf, y el Sahara Occidental se había convertido en la “última colonia en África,” engrosando la lista de la ONU de territorios no autónomos pendientes de descolonización.
Y así permanece hoy en día. A pesar de que una cláusula en el acuerdo del alto el fuego hace un llamado a la celebración de un referéndum sobre la independencia del Sahara Occidental, éste todavía no se ha celebrado, dejando a casi medio millón de saharauis viviendo bajo la autoridad de Marruecos y otros más de 100 mil malviviendo en campamentos de refugiados y refugiadas al otro lado de la frontera, esperando a poder retornar a su tierra una vez puedan ejercer sus derechos políticos.
La ira, dijo Ban Ki-moon a la prensa tras su visita a los campamentos, fue el sentimiento expresado por la mayoría de los y las saharauis que conoció, “personas que durante más de 40 años han vivido en las condiciones más duras que se conocen, que piensan que su sufrimiento y su causa han sido olvidados por el mundo.”
Un conflicto olvidado, visto de cerca
Esta ira se puede palpar en los videos compartidos en Internet que documentan la vida, el activismo y los abusos de los derechos humanos en el Sahara Occidental. Un nuevo proyecto de WITNESS Media Lab seleccionará, contextualizará y difundirá estos videos para intentar comprender las experiencias diarias del pueblo saharaui en el territorio, y por qué su lucha a favor de su autodeterminación ha sido olvidada durante tanto tiempo.
Abajo se puede ver un ejemplo, grabado a finales de febrero en la ciudad de El Aaiún, capital del Sahara Occidental, días antes de la visita de Ban Ki-moon a los campamentos de población refugiada saharaui.
Los jóvenes manifestantes pertenecen a una red de organizaciones que exigen el respeto hacia los derechos económicos de la población saharaui. “Derechos humanos,” dicen, mientras la policía intenta separarles; “mirarlos bien.”
Estos llamados no se dirigen a los policías ni a los medios de comunicación locales — no existe libertad de prensa en el Sáhara Occidental — sino a las personas de fuera que les observamos a través del Internet. Existen pocos métodos para monitorear la situación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental, dadas las restricciones a la prensa y la incapacidad de los observadores de derechos humanos para visitar libremente la región. (Incluso la visita de Ban ki-moon al Sáhara Occidental, que debía llevarse a cabo durante su reciente visita a la región, ha sido postergada sin que se haya fijado una nueva fecha).
La documentación de todos estos incidentes depende de los propios saharauis, quienes cuentan con pocos recursos, y además trabajan bajo un riesgo extremo para ofrecer al mundo un atisbo de la vida bajo ocupación.
Los videos realizados por testigos llenan los vacíos informativos
En los próximos meses, el Media Lab de WITNESS compartirá videos de testigos del Sahara Occidental y desarrollará una plataforma para compartir y contextualizar imágenes recientes, permitiendo así que los videos realizados por saharauis faciliten el tipo de información que observadores internacionales de derechos humanos y medios de comunicación no han logrado recabar por sí mismos. Observaremos de cerca las tácticas empleadas por las autoridades para reprimir el activismo, y para impedir que periodistas y defensores de derechos humanos saharauis filmen o fotografíen las manifestaciones.
Compartiremos videos de un movimiento de protesta vigente en todo el territorio que emplea la resistencia no violenta para exigir que el pueblo saharaui se pueda beneficiar económicamente de la extracción de recursos naturales en el territorio y que reclama muchos otros derechos a través de consignas, cánticos y gritos en las manifestaciones, de carteles y de testimonios, como sucede en esta protesta en la capital de El Aaiún el 5 de marzo pidiendo la autodeterminación para el pueblo saharaui.
Los videos realizados por ciudadanos periodistas saharauis y compartidos en Internet nos pueden ayudar a rellenar los vacíos informativos que existen a causa de la escasez de trabajo periodístico internacional en el territorio, pero solamente nos ofrecen un atisbo acerca de la situación de los derechos humanos en el Sahara Occidental. Verlos nos lleva a hacernos más preguntas, y compartirlos podría conllevar un mayor riesgo para las personas que están detrás de las cámaras. Junto con nuestros socios en este proyecto FiSahara y Meedan, compartiremos las herramientas y estrategias que emplearemos para asegurar que los videos ofrecen una fuente crítica de información acerca de los principales temas de derechos humanos que la población saharaui desea compartir con la comunidad internacional con la esperanza de que actúe sobre ellos.
Mantente informado aquí y participa en la conversación compartiendo tus ideas, videos y recursos en Twitter: @WITNESS_Lab.
La imagen principal es una fotografía de un video de Saharawi Voice video sobre la visita del Secretario General de la ONU Ban Ki-Moon a los campamentos de población refugiada saharaui en Tinduf, Argelia.